miércoles, 24 de agosto de 2011

De los mil Adanes

Me he bebido tantos hombres,
que ya no distingo una añada de otra.
No queda un centímetro de mi piel
donde no hayan intentado tatuarme virilidad y hombría.

Y tanto he ido de sexo en sexo,
que me provoca agujetas abrirme de piernas.

No hay respiración a la que no haya encontrado la cadencia y el compás.
He conocido los alientos afrodisíacos y los fétidos
y aprendido distintos rituales de desnudo del alma.

Y tan cansada estoy,
que me asquea el bostezo de las sábanas desordenadas que hieden a vicio.

Mis carnes han padecido numerosos ictus,
desde la muerte dulce,
hasta el desinterés y empalago.
No hay palabra eyaculada que no haya escuchado antes.

Y como ya no me queda ni sed, ni parte pudenda a descubrir,
me he convertido en disidente de la falocracia,
ebria de la reciedumbre,
saturada de tal cantidad de lucha y baile.

Merlot

4 comentarios:

  1. gran intensidad y una cadencia que acompaña cada verso.

    buen trabajo!

    saludos y gracias por tu comentario.

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  2. Efectivamente, hay drogas que hacen menos daño, y causan menos adicción...
    No hay decretos-ley que prohiban estos empachos de sexo y/o amor?

    Salud!

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